Construyendo medios de vida resilientes en el Altiplano
El 2019 inició el proyecto Fortalecimiento de la gestión integral y multisectorial del riesgo para la reducción de la vulnerabilidad de los medios de vida en comunidades indígenas expuestas a amenazas múltiples y riesgos ocultos con un enfoque de correlación entre zonas periurbanas y rurales del altiplano boliviano que trabajó junto a las familias, los gobiernos municipales de la zona y autoridades de niveles departamental y nacional para fortalecer los medios de vida agropecuarios a partir de los componentes de educación, agua, saneamiento e higiene, salud y nutrición y gestión del riesgo. Practical Action (Soluciones Prácticas) como parte del consorcio, liderado por la FAO, centró su accionar en el fortalecimiento de los medios de vida de los municipios de Colquencha, Collana y Viacha, en el marco de la integralidad del proyecto y en trabajo conjunto con las instituciones co-ejecutoras del mismo.
Los municipios de Collana, Colquencha y Viacha se encuentran a dos horas de la ciudad de La Paz. Cada uno alberga una población superior a los 5 mil habitantes (INE) en cada municipio. Estas poblaciones registran amenazas y daños frecuentes por sequías, granizadas, heladas y en algunos casos inundaciones; desde el 2020 se sumó la amenaza de la COVID-19, variable que restó de manera importante al acceso y disponibilidad de alimentos, pero además, a los sistemas productivos familiares y asociativos y al desarrollo social de cada municipio.
En noviembre del 2019 la COVID – 19 azotaba el mundo entero; Bolivia ingresóa una cuarentena estricta por la emergencia sanitaria en marzo de 2020. Las familias del área rural tuvieron que adaptarse de manera precaria a esta situación. Las comunidades de los municipios de Collana y Colquencha de la provincia Aroma recurrieron a la comunidad y a las prácticas ancestrales como “el trueque”(1) para compensar la disponibilidad de alimentos.
“Con las medidas sanitarias solo podíamos comprar alimentos de la feria los días jueves; sin embargo, los altos costos de productos fueron inaccesibles para consumo de la comunidad. Gracias a algunos hermanos y hermanas productores que tienen sus huertas nos facilitaron algunos productos sanos y así de alguna manera amortiguamos los gastos de recursos económicos y la alimentación” recuerda Delfina Villca Alarcón (Collana).
El consorcio Resiliencia Altiplano liderado por la FAO y ejecutado junto a Practical Action (Soluciones Prácticas), Visión Mundial, Ayuda en Acción, UNICEF con el financiamiento del Departamento de Ayuda Humanitaria y Protección Civil de la Unión Europea, coordinaron acciones de fortalecimiento y apoyo técnico en diferentes áreas para ayudar a superar esta emergencia pero sobre todo para generar resiliencia con un enfoque multiriesgos.
El diagnóstico de vulnerabilidades y capacidades, la capacitación a niveles familiar y de asociaciones productivas y la formación de Promotores Resilientes fueron los primeros pasos que en el corto tiempo incrementaron la disponibilidad de los alimentos, y comenzó el trabajo para fortalecer los medios de vida agrícolas; para esto se utilizó una combinación de estrategias con base en la producción agroecológica y de abastecimiento de agua para la producción. Las mismas aportaron al Centro de Capacitación y Difusión de Estrategias Resilientes (CECADER), espacios territoriales donde los componentes del proyecto confluyen y se constituyen en un modelo de trabajo integral para mejorar la resiliencia de las comunidades locales.
(1) Intercambio de productos y/o alimentos entre comunidades y/o familias
Además, se trabajó junto a los gobiernos locales en el fortalecimiento de la gobernabilidad bajo la gestión del riesgo de desastres, enfocado en la prevención. Para ello se promovió la formulación y aprobación de leyes municipales de gestión del riesgo y sus instrumentos; se facilitó el fortalecimiento de capacidades de los responsables de las unidades de Gestión de Riesgos (UGR), todo bajo la normativa vigente del sector y en coordinación con el Viceministerio de Defensa Civil.
Todas estas actividades y estrategias, aportaron a que los gobiernos autónomos municipales de Collana, Colquencha y Viacha se proclamen como municipios resilientes preparados para enfrentar el impacto del cambio climatológico.
Gobernabilidad y gestión del riesgo para una comunidad con medios de vida resilientes con enfoque multiactor
Si bien el modelo de implementación del proyecto permite el trabajo conjunto con familias y comunidades en lo local, señala además la necesidad de involucrar a diferentes actores territoriales; esto orientó el trabajo informado y coordinado con los gobiernos municipales, la gobernación, el regimiento Max Toledo, la Unidad de Gestión de la Cuenca Katari, la Unidad de Gestión del Riesgos y Atención de desastres de la gobernación de La Paz, entre otros.
Bertha Quispe , ex alcaldesa del municipio de Collana, mencionó que este territorio sufre frecuentes inundaciones, heladas, tormentas eléctricas que han generado incendios y pérdidas agrícolas y pecuarias por lo que, durante su gestión, fue importante: “(…) apoyar el proyecto Resiliencia Altiplano para empezar a desarrollar sistemas de alerta temprana ante eventos adversos, así como planes de contingencia y emergencia con la inclusión de las prácticas y saberes ancestrales donde toda la población ha participado desde sus capacidades como por ejemplo los Kamanas – guardianes de la Pachamama [encargados/as de cuidar los cultivos en la época de lluvias son autoridades indígenas originarias]”. La participación de la población en el proyecto fue importante porque no solo logró identificar los riesgos, sino que también fortaleció a la comunidad para poder resistir y adaptarse a situaciones de emergencia y estos hechos se plasmaron en la promulgación de la Ley Municipal Nro. 84 de Gestión de Riesgos y la conformación del COMURADE.
El proyecto Resiliencia Altiplano también apoyó, de manera técnica, a los municipios de Colquencha y Viacha para la elaboración de las leyes municipales (promulgadas), planes de contingencia, de emergencia, de Gestión del Riesgo; además de la conformación del Comité de Emergencias Municipales COEM y de los modelos de planificación territorial que puedan incluir estos enfoques.
Mario Pacheco, alcalde del municipio de Colquencha, manifestó que a partir de este proceso, las autoridades municipales, técnicos y población en general trabajarán de manera conjunta coordinada, articulada, organizada y participativa para actuar en una situación de emergencia.
“Nosotros estamos de acuerdo de continuar siendo un municipio resiliente porque hemos visto que la población por la pandemia de la COVID-19 y las amenazas climáticas, ha tenido que adaptarse al cambio y subsistir de la actividad agropecuaria y hoy en día estamos felices de contar con una poblaciónmás resiliente, que se cuida y conoce como actuar para prevenir los riesgos y desastres”.
En el municipio de Viacha, se trabajó junto a Visión Mundial, junto al cuerpo militar del regimiento Max Toledo para controlar y apoyar en la emergencia por la COVID-19, El Teniente Coronel Aldo Joaquín Bosque enfatizó que la preparación militar conlleva una materia específica en desastres con énfasis en la prevención: “queremos que nuestros soldados no solo estén en condiciones de reaccionar ante una emergencia sino también a un posible riesgo, para que puedan identificar qué riesgos existen en sus comunidades”. A esto se sumó la rehabilitación de viveros dentro del Regimiento, como espacio de práctica y aprendizaje colectivo con potencial réplica de los conscriptos en sus comunidades y con sus familias.
Fernando Arevillca, responsable del proyecto desde Practical Action puntualizó lo siguiente: “la unidad militar, además de generar capacidades en sus integrantes y promoverlos como agentes resilientes dentro de la institución y de sus núcleos familiares, hemos visto importante complementar su formación militar tanto en las áreas de salud, saneamiento, educación y medios de vida”.
La resiliencia es como un árbol con raíces fuertes, hojas protectorasy un tronco que se adapta para enfrentar las amenazas y eventos adversos
Para la joven Silvia Ajno ser Promotora resiliente en el municipio de Colquencha provocó un cambio en su actitud y responsabilidad con sus medios de vida y la interacción con su asociación y comunidades. “Cuando inicie las capacitaciones tenía la intención de complementar los conocimientos que tengo desde casa; pero poco a poco me di cuenta de que la producción agroecológica no queda ahí, sino que también involucra la recuperación de saberes ancestrales, la implementación de nuevos procesos de producción sana, sin químicos, la apropiación de tecnología adecuada a nuestra producción y necesidades. Todo este proceso me ha ayudado a consolidarme como una mujer, joven, soltera y líder dentro de una asociación de productoras, así como también a ser una promotora resiliente que siempre estará lista, para ayudar a la comunidad. Esto empezó como un ideal y ahora puedo compartir mis conocimientos para que otras personas y familias puedan ser resistentes y se adapten a los cambios”.
El enfoque de género sensible y transformador promovió que tanto Silvia como otras 24 promotoras y 3 promotores amplíen sus capacidades, generen liderazgo y promuevan un cambio actitudinal y de prácticas dentro de sus comunidades bajo un proceso de aprendizaje entre pares, basado en sus necesidades, contexto, saberes, prácticas y tecnología local, en favor de sus medios de vida agropecuarios.
“Unirme al proyecto Resiliencia como promotor es una experiencia buena porque no solo me llevo los conocimientos, sino también, la idea y las ganas de querer aprender más; buscar más beneficios para el desarrollo de mi comunidad para que podamos adaptarnos a todos los problemas tanto climáticos, sanitarios y otros que siempre están presentes” señaló Oscar González(Colquencha).
Enfatizó además, en las técnicas de prevención para el cuidado del suelo, la prevención del daño de los cultivos con el uso de bioles, combatir las plagas para evitar pérdidas de producción agrícola y pecuaria con productos locales. “Gracias al intercambio de experiencias y conocimientos que tuvimos con otras comunidades y municipios, hemos aprendido sobre varias prácticas y mejorado las propias. Mi idea es avanzar, aplicando medidas y acciones resilientes para minimizar el riesgo”, afirmó Óscar.
Lo tradicional y cultural tuvo un peso representativo en la construcción de la resiliencia desde lo local. El proyecto promovió el rescate de prácticas, saberes y tecnologías ancestrales reconociendo su papel histórico y de contexto en la resiliencia de estas comunidades y los municipios de los que son parte.
Las autoridades indígenas originarias “Kamanas” tomaron un rol protagónico de articulación y diálogo de saberes. Miguel Luna ex autoridad Kamana de la comunidad de Micaya (Colquencha) explicó lo siguiente sobre este punto:“Involucrar al proyecto Resiliencia Altiplano ha sido todo un proceso;tradicionalmente nosotros cuidamos con recelo nuestra cultura, nuestra tradición, pero después de participar en las socializaciones del proyecto nos dimos cuenta que podemos aportar y apoyar a nuestra comunidad sin afectar nuestras tradiciones porque cuando llueve moja a todos y para prevenir todos tenemos que estar listos”.
El Kamana es una autoridad electa dentro de la estructura orgánica de la comunidad que ejerce un rol espiritual y práctico que le permite pronosticar, usar herramientas tradicionales y locales para controlar las inclemencias del clima y de esta forma: “cuidar, proteger y prevenir en época de producción de papa, quinua y cebada [principales cultivos dentro de los medios de subsistencia de estas comunidades]”.
Miguel resaltó que el trabajo realizado a lo largo de los años por estas autoridades no siempre fue público o reconocido y el cambio que se trabajó de forma conjunta: “Hemos estado solos trabajados de incógnito luchando contra los eventos climatológicos (la lluvia y helada), pero gracias Resiliencia Altiplano, ahora todos pueden conocer qué hacemos, cómo podemos ayudar. Actualmente, yo me encuentro agradecido porque estas vivencias se estén transmitiendo gracias; estoy muy contento porque no solamente queda en los recuerdos, sino que ahora somos parte de un plan de emergencia, de una Ley de Gestión delRiesgo municipal, de un proceso de prevención, que nos considera como parte del desarrollo que tanto buscamos”, concluyó Miguel.
Autora: Sandra Aruquipa, Mónica Cuba (Practical Action)