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Desde la informalidad hacia la sostenibilidad: lecciones para una transición

Escrito por: Dennis Gonzales y Jacqueline Gotuzzo

Según el CIEN-ADEX 2022, el 95.1% de las empresas en el Perú son consideradas mipymes, y la mayor parte de ellas realiza sus actividades en la informalidad. Este hecho nos presenta varios retos como sociedad. La informalidad nos lleva a un escenario donde las y los consumidores no tienen garantías sobre la salubridad o idoneidad de los productos. Por otro lado, para las empresas, operar en mercados informales supone dificultades en el acceso a créditos y en su capacidad para participar en mercados más grandes, como los internacionales.

Durante los más de treinta años que llevamos trabajando en el Perú, desde Practical Action hemos encontrado un gran potencial transformador en lo local. Hoy, continuamos apostando por más sistemas agrícolas sostenibles, con una visión regenerativa y resiliente al cambio climático, que, a su vez, abran las puertas a negocios verdes. Nuestra visión del desarrollo se basa en un modelo que sea provechoso para el ambiente, para las personas y las empresas que apuesten por la sostenibilidad.

Este año tuvimos la oportunidad de colaborar con el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura-IICA y las Agencias Regionales de Desarrollo – ARD, en el diseño y la implementación de un programa de gestión sostenible de cadenas de valor priorizadas en las regiones de Piura, Cajamarca, La Libertad y San Martín. Este programa tuvo como objetivo fortalecer las capacidades técnicas y tecnológicas de mipymes para fomentar su articulación incluyente y sostenible a la red comercial de empresas ancla (tractoras) relacionadas a sus sectores. En él, se dictaron sesiones de asesoría especializada para el cierre de brechas y adopción de estándares, condiciones y requisitos de acceso a mercados por cada cadena de valor priorizada. Esta oportunidad nos permitió compartir información y conocimiento para que, en un futuro, las empresas participantes puedan alcanzar estándares y obtener certificaciones que aumenten su competitividad y le faciliten un mayor acceso al mercado, enmarcadas en procesos sostenibles. Las trece empresas que participaron de este programa forman parte de las cadenas de valor de concha de abanico, banano orgánico, quinua, tarwi, cacao, paiche y tilapia.

Durante la implementación del programa, generamos aprendizajes que pueden fortalecer los niveles de competitividad de manera inclusiva dentro de las regiones y lograr que las mipymes obtengan certificaciones y alcancen estándares que les permitan acceder a mercados y mejorar sus ingresos. Entre ellos, resalta la generación de espacios de concertación pública-privada por parte de las ARD y la participación de las mipymes en dichos espacios para la toma de decisiones en torno a su cadena de valor; el empoderamiento y/o fortalecimiento de capacidades de las ARDs en las diferentes cadenas priorizadas en sus regiones; y la sensibilización hacia las autoridades locales para la promoción de la formalización de las mipymes.

Precisamente es en la ruta hacia la formalización donde se requiere seguir trabajando.  Reconociendo que el Perú se mueve mayoritariamente de manera informal, la transición hacia modelos sostenibles que además se adecuen a las necesidades del mercado (calidad, certificaciones, volumen, entre otros) requiere una mirada integral del sistema comercial donde cada agente tenga la oportunidad de aportar. Son necesarias tanto acciones de control y fiscalización, como acciones de sensibilización y capacitación en torno a la formalización por parte de instituciones locales para motivar a las mipymes a conseguir y mantener sus registros sanitarios y documentación según la normativa vigente (manuales de buenas prácticas y programa de higiene y saneamiento), y para que los canales comerciales tradicionales también los exijan. Para ello, sensibilizar y empoderar a las instituciones locales como DIRESA, SENASA, SANIPES, así como a los gobiernos regionales y locales, se vuelve también una acción prioritaria.

Alcanzar la gestión sostenible de las cadenas de valor requiere tener una mirada panorámica del ecosistema comercial y que cada actor pueda desarrollarse y cumplir su rol para el bienestar de la sociedad y el planeta.