Comunidades construyendo resiliencias

Este estudio de caso describe la experiencia de gestión de riesgos y resiliencia implementada por Practical Action en comunidades de los municipios de Palos Blancos, San Buenaventura, Ixiamas, La Paz; y Rurrenabaque y Reyes en Beni. Pretende socializar acciones que han contribuido a la resiliencia comunitaria en comunidades de estos municipios, en el marco del Programa Comunidades resilientes que contó con el apoyo de Christian AID, la Dirección de Ayuda Humanitaria y Protección Civil de la Unión Europea (ECHO) y Green Empowerment; y que además promovió y reforzó acciones coordinadas con los gobiernos municipales, con las autoridades del Consejo Indígena del Pueblo Tacana (CIPTA), el Concejo Regional Tsimane, Mosetén (CRTM) y la Organización de Pueblos Indígenas Mosetenes (OPIM); y con instituciones como la FAO, Ayuda en Acción y UNICEF (en la cuenca del río Beni) y de forma indirecta con Visión Mundial en la cuenca del río Mamoré. 

El trabajo de Practical Action, en alianza con Christian Aid y con el pueblo Tacaná comenzó el 2013 con un proyecto sobre seguridad alimentaria; tras las inundaciones de diciembre de este año a abril del siguiente, las acciones tuvieron un giro hacia la recuperación temprana, considerando la afectación a los medios de vida productivos y con ello, a la seguridad alimentaria de estas poblaciones. En articulación con el Viceministerio de Defensa Civil, el Consejo Indígena del Pueblo Tacana (CIPTA), y Christian Aid como financiador, el eje del proyecto cambió hacia una necesaria recuperación temprana. 

Los años 2015 al 2018, se sumó el apoyo de ECHO y el trabajo coordinado con el Consorcio Resiliencia (FAO, Practical Action, UNICEF, Ayuda en Acción, Visión Mundial); los objetivos buscaban fortalecer y consolidar la resiliencia en comunidades, municipios e instituciones locales de los Departamentos de La Paz y el Beni, “sobre la base de estrategias validadas participativamente para reducir su vulnerabilidad y niveles de riesgo antes, durante y después una situación de emergencia” (FAO, 2018). En la actualidad Practical Action sigue en la zona con intervenciones puntales que favorecen y fortalecen el proceso iniciado y aprehendido desde los gobiernos municipales, pero principalmente desde las comunidades. 

El desarrollo de las acciones tiene como uno de los principales ejes de trabajo, la planificación comunal participativa e inclusiva con todos los actores y sectores “para incrementar la resiliencia bajo un enfoque de medios de vida centrado en las personas, permitiendo de esta manera reducir su vulnerabilidad frente a inundaciones y sequías, promoviendo la inversión pública y privada” (Bequer, Cuba, 2019).

Contexto del riesgo

A decir de Vargas, et al (2017), “Las comunidades indígenas del departamento del Beni y del norte del departamento La Paz, en la Amazonía boliviana, son y han sido, históricamente afectadas por los efectos del cambio climático, los cuales suman a las amenazas recurrentes en la zona y que pueden desencadenar en emergencias como las ocasionadas por situaciones de inundación, deslizamiento, riada, entre otras, frecuentes en la Amazonía por sus características”. 

Los cambios del clima, sus variaciones y efectos afectan a todo el conjunto global, “las lluvias se adelantan o se atrasan; el calor es cada vez más intenso hasta en lugares donde las altas temperaturas no suelen ser frecuentes; la escasez del agua es una de las preocupaciones más alarmantes” (Vargas et al, 2017), pero no sólo los escases de agua, sino de agua segura. 

Todo este conjunto de fenómenos y variables son exponenciales ante una situación de emergencia o de desastre, como son las inundaciones, esta es una gran amenaza en las áreas rurales, donde, como en el caso presentado, viven las comunidades indígenas e interculturales que practican una relación entrañable con la naturaleza, no sólo simbólicos o espirituales, sino también materiales en términos productivos. Esas comunidades, como las Tacana, se ven afectadas en sus medios de vida y de acceso a servicios básicos porque además de encontrarse aisladas son vulnerables a otras causas subyacentes (sociales, culturales y políticas), que podrían mencionarse como riesgos ocultos. 

La región Amazónica “comprende las masas boscosas húmedas de las tierras bajas de Bolivia que se presentan como un escenario fragmentado por amplias expansiones de sabanas naturales, tanto en el departamento del Beni (central y norte) como en el norte del departamento de La Paz” (Vargas et al, 2017). Según las autoras, el pueblo indígena Tacana se encuentra en la etno-región amazónica Norte por lo tanto su clima se encuentra influido por su posición intertropical, es decir “por los vientos cálidos y húmedos del noreste y por la barrera que constituye la cordillera de los Andes, lo que da lugar a un nivel de precipitación alta y constante” (Terceros & Sandoval, citados por Vargas et al, 2017). Su precipitación media oscila entre los 1.500 mm a los 2.500 mm anuales. Las inundaciones en la zona datan delos años 50, normalmente influidas por los fenómenos de El Niño o de La Niña. 

A decir de Ferreira y Bequer (2015), en los últimos años, la recurrencia de eventos extraordinarios de precipitación en la parte alta de la cuenca del río Beni, incrementó el caudal de los ríos lo cual derivó en inundaciones con impactos intensos sobre los medios de vida. Resultado de esto, en muchas oportunidades las comunidades Tacanas han quedado aisladas, con pérdida de alimentos esenciales para su subsistencia, además de los impactos migratorios de las zonas rurales hacia los centros urbanos. 

De acuerdo con información del Viceministerio de Defensa Civil, entre los años 2010 y 2013, en la cuenca del Río Beni y Mamoré -y sus áreas de influencia (La Paz – Beni)-, se han registrado 118 eventos catastróficos, de los cuales 83 son inundaciones (70,3%); en los municipios de intervención del proyecto se reportaron 71 eventos adversos, 64% son inundaciones (Ferreira, Bequer, 2015). 

Actividades desarrolladas 

El trabajo colaborativo en la zona involucró a sectores y operadores en el territorio indígena Tacana, ubicados en los municipios de Ixiamas, San Buenaventura y Palos Blancos en La Paz y en algunas comunidades de los municipios benianos de Rurrenabaque y Reyes; como se mencionó con anterioridad, partió del objetivo de gestionar el riesgo a inundaciones desde la recuperación temprana, con enfoques basados en las comunidades, medios de vida y de cuencas. 

Estas acciones iniciaron en alianza con Christian Aid a través de procesos de evaluación con enfoques de gestión de riesgo y resiliencia, y adaptación al cambio climático desde la metodología Evaluación Participativa de Vulnerabilidades y capacidades, que derivaron en la planificación de las comunidades y a partir de las cuales tuvieron inversiones locales, municipales y privadas de diferente magnitud para implementar acciones que fortalezcan y promuevan la construcción de comunidades resilientes (2014- 2019). 

Por otro lado, y complementariamente se implementaron dos proyectos de Resiliencia comunitaria (2015-2016, 2017- 2018) que contaron con apoyo de la Dirección de ayuda Humanitaria y Protección Civil de la Unión Europea, donde se resaltó el enfoque de cuencas, medios de vida, resiliencia, pero también el de comunidades. Practical Action en lo local, coordinó desde el inicio de su presencia en la zona con la el Consejo Indígena del Pueblo Tacana (CIPTA) y el Consejo Indígena de Mujeres Tacana (CIMTA), el Concejo Regional Tsimane, Mosetén (CRTM) y la Organización de Pueblos Indígenas Mosetenes (OPIM), con alcance de más de 100 comunidades en 5 municipios, que planifican comunalmente bajo este enfoque. Para ello contó además con el involucramiento, participación e inversión de los gobiernos municipales, la gobernación de La Paz, con base en las siguientes estrategias (Bequer, Cuba, 2019):

  • Estrategias productivas de agricultura familiar resiliente y climáticamente inteligentes.
  • Usos sociales y productivos de la energía, acceso y calidad de agua, y saneamiento básico para la resiliencia comunitaria. 
  • Procesos de gestión y sostenibilidad de las tecnologías que permitan el acceso de calidad, abastecimiento, servicio. 

Herramientas utilizadas con las comunidades 

La metodología Evaluación participativa de vulnerablidades y capacidades denominada en los interno EPVC, PVA a nivel global – por sus siglas en inglés, es descrita por Ferreira y Bequer como “una herramienta que busca estrategias de Reducción del Riesgo de Desastres y que permite a las poblaciones en situación de vulnerabilidad, identificar y analizar sus problemas y capacidades como familias y comunidades; y a partir de ello construir participativamente un plan de acciones que fortalezca la resiliencia de la comunidad”. 

Tiene los objetivos de recopilar y analizar información acerca de las vulnerabilidades comunales en una manera estructurada y participativa y de la misma forma proponer soluciones consensuadas que se derivan en acciones que consideran no solamente las necesidades sino una distribución de roles, tiempo, presupuesto y gestión de proyectos o actividades a partir de una red de contactos públicos – privados. 

La aplicación de esta metodología implica la comprensión del o de los riesgos y de las capacidades existentes y/o necesarias para desarrollar estrategias para afrontar o reducir estos riesgos. Así mismo permite a las instituciones involucradas generar el mismo proceso, pero además resaltar el trabajo y las propuestas de acuerdo conlas necesidades existentes, mejora la rendición de cuentas e identificar las lagunas en la capacidad propias y ajenas además de sustentar la flexibilidad de las acciones implementadas. 

Algunos logros alcanzados

Con la implementación de la metodología se fortalecieron las capacidades sociales/ organizacionales de las comunidades. 

La implementación de la herramienta permitió cuestionar y resaltar las necesidades de la incorporación de un enfoque de género y de ahí, apoyar también en el fortalecimiento de la estructura orgánica de mujeres (Consejo Indígena de Pueblos Tacana), a nivel de Tierra Comunitaria de Origen Tacana. 

Durante la primera etapa de implementación, la planificación comunal enfocada en la gestión de riesgos, desde la recuperación temprana, aporto en la mejora, disponibilidad y uso de alimentos de las familias indígenas Tacana. 

Posteriormente, desde la identificación de las necesidades y problemas de las comunidades se trabajó en el acceso a agua; se elaboraron por ejemplo carpetas técnicas con diseño de perfil de proyecto para la rehabilitación de más de seis sistemas de acceso al agua con el fin de gestionar recursos para su implementación, se implementaron tecnologías innovadoras pensadas para la resiliencia de las comunidades como el bombeo solar, pre electrificación rural familiar, sistemas sanitarios en unidades educativas, sistemas de almacenamiento de semillas familiar y comunal, sistemas de refrigeración solar. 

Se evidenció una alta coordinación interinstitucional para las tareas del área que permitió una mejor articulación de actores y un trabajó enfático en las capacidades locales de respuesta ante emergencias y eventos climáticos extremos. En términos de incidencia se apoyó y trabajó en la incorporación de las acciones planificadas comunalmente en los planes operativos anuales, del 2013 al 2019 de los gobiernos municipales para la movilización de recursos económicos que permitan su cumplimiento, de acuerdo con las competencias municipales, llegando incluso a la gestión e inversión de recursos departamentales a través de la Gobernación de La Paz, en el año 2017.

Pero además, vinculado con la planificación comunal pero sobre todo con la prevención de desastres, se trabajó en la interrelación de actores y la creación, fortalecimiento de redes de actores y alianzas, permitieron institucionalizar o fortalecer espacios en la entidades territoriales municipales y comunales, actores y espacios como las Unidades de Gestión de Riesgo Municipales (fortalecidas a nivel municipal, según la Ley 602) y el establecimiento de un ítem a nivel territorial indígena (en el CIPTA) una cartera para la gestión de riesgos que derivó en el nombramiento de una persona que articule y baje el modelo a las comunidades, y desde ahí se generen no solo planes de contingencia, además de los de comunidad, sino también un sistema de información y alerta temprana conectado a los municipios (Bequer, Cuba. 2019). 

Bajo el enfoque de cuenca y orientada más hacia la resiliencia de las comunidades, desde la EPVC, su consiguiente planificación y acción, se logró lo siguiente: 

  • Estrategias productivas de agricultura familiar resiliente y climáticamente inteligentes (selección de plantas tolerantes, cultivos de ciclo corto en las riberas, cultivos tras patio, sistemas agroforestales, silos o trojes familiares y comunales). 
  • Usos sociales y productivos de la energía, acceso y calidad de agua, y saneamiento básico para la resiliencia comunitaria ante inundaciones, (sistemas de iluminación mediante paneles solares; cocinas solares; bombeo solar de agua subterránea; energía solar para la trasformación, abastecimiento, provisión y conservación de alimentos; sistemas de acceso y calidad de agua, y sistemas de tratamiento y destino final de excretas). 
  • Procesos de gestión (Comités de agua y saneamiento) y sostenibilidad de las tecnologías que permitan el acceso de calidad, abastecimiento, servicio, considerando tanto la implementación de la tecnología dura, como los procesos de fortalecimiento de la gestión y protocolos para en la emergencia”. (Bequer, Cuba. 2019).
  • Facilitación de procesos para la reubicación comunal a espacios seguros, y recuperación de conocimientos ancestrales como el uso de girados (casas y albergues elevados de la superficie del suelo, para evitar los anegamientos de agua) para elevar casas y un albergue comunal.

Lecciones aprendidas 

A continuación, se resumen algunas lecciones aprendidas que se desprenden del proceso: 

El proceso de fortalecimiento de la capacidad de gestión es un proceso basado en el esfuerzo, que, desde la capacidad de adaptación de los medios de vida y la resiliencia, es primordial para reducir las vulnerabilidades, riesgos, mitigar la amenazas. 

Las familias de comunidades apuestan por la organización para la protección y reducción de riesgos hacía sus medios de vida; preparación y capacidad de respuesta para atender las emergencias; y la gestión territorial como factores determinantes para la solución de sus problemas internos. 

Es importante resaltar la planificación orientada a un modelo de comunidad resiliente, donde la participación de mujeres y hombres considere las necesidades prácticas, así como estratégicas. 

La participación de las y los comunarios en la construcción de sus Planes Comunitarios, como también la validación y fiscalización de los compromisos asumidos, deben ser de conocimiento de todos o por lo menos de la mayoría, solo así se logrará su implementación y seguimiento. 

Por lo tanto, es importante reconocer el rol protagónico de las personas a la hora de plantear estrategias de resiliencia como agentes del cambio. La aplicación de las herramientas por grupos con enfoque de género y generacional “permite un incremento y mejora de la participación, la apropiación de las personas de las acciones planificadas, la delegación de responsabilidades a distintos sectores y también la posibilidad de una mirada diversa a las vulnerabilidades y capacidades de la comunidad” (Ferreira, Bequer, 2017). 

El plan comunal, puede mostrar elementos de aporte al sistema de planificación escalonadamente entre los niveles territoriales. “Los planes deben ser de fácil aplicación, no debe demandar grandes recursos y si hay problemas que necesitan inversiones mayores, deben ser orientados en el logro de largo plazo” (Ferreira, Bequer, 2017). Es importante visibilizar el plan, por tanto, debe buscarse formas para que esté permanentemente a la vista de todos. 

La interacción multiactor, multisector orientada al acompañamiento y asesoría a los directivos comunales en las gestiones ante instancias municipales, gobernación, gobierno central y entes privados deberá realizarse en forma continua y oportuna. “Otra buena práctica importante (…) tuvo que ver con la incorporación de un responsable de Gestión de Riesgos en la estructura orgánica del CIPTA, acción con la cual se garantiza y valida la incorporación del cargo en la estructura comunal. Estos cargos se enmarcan de manera general en las responsabilidades de la población con relación al riesgo y las amenazas (Ley 602 de Gestión de Riesgos, Art. 16) y se articulan con las Unidades de Gestión de Riesgos Municipales. De esta forma se inició un proceso de promoción de una cultura de prevención del riesgo y de fortalecimiento de la capacidad para la atención de las emergencias” (Bequer, Cuba, 2019). 

Referencias bibliografías o sitios de internet para más información

Bequer P., Cuba M. (2019). Comunidades construyendo resiliencia. La Paz: Practical Action. Recuperado de: http://solucionespracticas.org.bo/comunidades_construyendo_resiliencia

Ferreira B., Bequer P. Construyendo resiliencia desde la planificación. La Paz: Practical Action. Recuperado de: http://www.solucionespracticas.org.bo/construyendo_resiliencia_desde_la_planificacion Practical Action (2018). 

Informe Final Proyecto “Comunidades Resilientes y Prosperas” – Christian Aid. 

Vargas J., Frías A. Gutiérrez W. (2016). Plantas Medicinales. La Paz: Practical Action. Recuperado de: http://www.solucionespracticas.org.bo/plantas_medicinales_su_utilizaci%C3%B3n_en%20situaciones_de_ riesgo