Eva Luz Dávalos
La voz de la resiliencia comunitaria
Eva Luz Dávalos nació hace 50 años en el departamento de Apurímac, en la sierra del Perú, pero desde hace 40 vive en Chosica. La salud de su mamá, que era asmática, fue lo que motivó a su padre a dejar su trabajo y vender todas sus pertenencias para buscar un futuro en un clima idóneo para su esposa. Y así pudieron comprar la vivienda que acoge a Eva Luz hasta hoy, en el asentamiento humano Buenos Aires, en la quebrada Carosio.
Eva Luz nos cuenta que en ese momento no sabían que estaban comprando una casa en una zona de riesgo. “Recién en el año 87 supimos lo que era un huaico”, nos relata. “Yo no estaba en la casa. En esos momentos yo recién iba a la universidad, y para costear los pasajes daba clases particulares a algunos niños en Chosica, y ese día me tocó dar clases a uno de los hijos del que era el jefe de defensa civil de Chosica, el ingeniero Luis Tayra. De pronto, empezó la lluvia. Y él me dijo que lo habían llamado a decirle que estaba cayendo un huaico, y me pidió que me quede un rato con sus hijos. En un momento uno de ellos me pidió que lo acompañe a su azotea a ver a sus gallinas, y desde ahí pudimos divisar la magnitud de todo. Vimos cómo se caían los postes de luz y cómo aparecía el huaico. Nunca me imaginé que estaba sucediendo lo mismo en mi casa. El señor no apareció como hasta las 7 de la noche, que llegó todo lleno de lodo. Y me dijo que tenga cuidado al regresar, porque el huaico había ocurrido en varias zonas, y que podía haber pasado por mi casa. Y efectivamente. Al llegar a mi calle ya no había luz. Me enteré que toda mi familia había tenido que evacuar a la casa de una vecina”.
A raíz de ese primer huaico, Eva Luz comenta que todos los siguientes los han podido sobrellevar gracias a faenas comunales. Así han logrado reparar lo afectado y limpiar las calles. Y después de ello, gestionar la recuperación. “Recuerdo que formamos un comité cívico de defensa civil, para gestionar lo relacionado al riesgo de desastres, a cargo del señor Julio Llovera. Logramos varias entrevistas con el alcalde, incluso, pero poco caso nos hizo”.
Eran épocas en las que poder manifestar los reclamos o lograr que se construyan obras de mitigación era muy complicado por Carosio. Eva Luz nos cuenta que el primer gran acontecimiento de cambio ocurrió casi a la embestida. “Nos enteramos que habría una conferencia de prensa de la municipalidad en la que estaba el máximo representante de INDECI, que había llegado a Chosica. Ahí hablaban de las zonas en peligro, como Nicolás de Piérola y el Pedregal, pero sin tomar en cuenta Carosio. Así que al momento de las preguntas, Julio Llovera tomó la palabra y después de felicitar por las acciones que se tomarían, dijo ‘han cometido una gran omisión, no han hablado de Carosio’. Y mencionó que era la zona de mayor riesgo de Chosica. Le pidió que se comprometa a visitarla, y como estaban todos los medios presentes, el representante de INDECI dijo ‘en estos momentos va a ir una brigada’, y fuimos con ellos. Efectivamente comprobaron que era una zona de riesgo. Desde ese momento se integró a la quebrada Carosio en el Mapa de Riesgo elaborado por el INDECI. Ese fue el inicio de una serie de gestiones”.
La voz se hace más fuerte
El año 2015 fue clave en el desarrollo del asentamiento humano Buenos Aires, pero para llegar a la calma hubo mucha tormenta por recorrer. Ocurrió el huayco que se originó en la quebrada Carosio y arrasó con muchas casas de Buenos Aires. A raíz de esa tragedia se originó el vínculo de la comunidad con el proyecto Aliados ante Inundaciones, ejecutado por Practical Action con el financiamiento de la Fundación Zúrich. “Los conocimos por los trabajos que venían haciendo en el asentamiento humano María Parado de Bellido, que es nuestro vecino”, cuenta Eva Luz. Después del huaico, Buenos Aires pasó a ser parte de los beneficiarios del proyecto. “Mejoramos nuestras medidas de prevención de riesgo de desastres a través de capacitaciones, ubicamos las zonas de seguridad y las zonas de riesgo, y desarrollamos el Sistema de Alerta Temprana (SAT) que nos ayuda muchísimo, pero lo más importante es que ahora podemos llegar a las autoridades”.
Eva Luz relata: “El huaico que ocurrió en el 2015, pese a todo lo malo que trajo, generó que tengamos una mayor comunicación con las autoridades. Gracias a las capacitaciones es que la municipalidad nos ha escuchado. El hecho de contar con Practical Action, que te ayuda a comunicarte, que es un derecho de la población, ha sido importantísimo. ¿Y cuál es nuestro instrumento para hacernos escuchar? El Plan de Desarrollo Concertado (PDC)”.
El PDC se ha construido por representantes de tres pueblos, y es el documento que recoge nuestra aspiración con la visión de desarrollo de la quebrada de Carosio hacia una comunidad resiliente. “Nos va a dar las herramientas necesarias para exigir a las instituciones encargadas qué es lo que necesitamos. Lo primero es observar la faja marginal. Esta tiene serias observaciones por parte de la Autoridad Nacional del Agua, que ha concluido que el ancho de nuestra faja es más amplio que el ancho del río Rímac. Eso es inadmisible. Queremos que se haga una nueva revisión, que haya una mesa técnica y una mesa social en la que la población participe. Si hay un riesgo serio y nos dicen que no es mitigable, tiene que ser sustentado técnicamente”.
Eva Luz se da tiempo para comentarnos que la labor de la mujer es fundamental a la hora de afrontar los desastres, pues “somos las que asumimos el rol de la rehabilitación del pueblo y la planificación del futuro”. Y para advertir que pese a lo mucho que han avanzado como comunidad, “en términos de gestión de riesgo de desastres somos como un niño que está aprendiendo a caminar. Poco a poco vamos a poder seguir atreviéndonos a dar pasos cada vez más importantes”. ¡Que así sea!