Julia y Mauricia, dos generaciones unidas por el liderazgo comunitario
Una estudiante y una autoridad originaria comparten algo más que un aula: la convicción de que aprender también es cuidar. En la Marka Corpa, Julia y Mauricia representan el encuentro entre generaciones que aprenden, enseñan y deciden juntas cómo enfrentar los nuevos riesgos del clima.

Mauricia Condori, mallku tayka de Marka Corpa, sostiene con orgullo su certificado tras completar la capacitación en Gestión del Riesgo de Desastres. Su participación representa el fortalecimiento del liderazgo femenino e indígena en la prevención y resiliencia comunitaria.
La Marka Corpa, en el municipio de Jesús de Machaca, vive entre las heladas, granizadas y sequías que afectan los cultivos, base de su alimentación y su economía. Frente a este escenario, jóvenes estudiantes y autoridades originarias comenzaron a capacitarse en Gestión del Riesgo de Desastres, aprendiendo a reconocer, prevenir y actuar antes de que el daño sea irreversible.
Julia Colque Tantani, estudiante de la Normal Avelino Siñani, lo resume así: “Actualmente pasamos por mucha presencia del cambio climático. Los diferentes eventos ya no se presentan como antes, sino con más frecuencia. Ya no podemos pronosticar. Por eso ha sido de mucha importancia lo que hemos aprendido durante los cinco módulos”.
Durante los cursos formativos, Julia y Mauricia compartieron experiencias y aprendizajes junto a comunarios y mallkus de la Marka Corpa. Los módulos abordaron desde las normativas de gestión del riesgo hasta los conceptos técnicos de resiliencia, vinculando el conocimiento ancestral con herramientas modernas.
Julia recuerda: “Hemos fortalecido los conocimientos para prevenir los desastres y no estar expuestos. Lo más importante es fortalecer la resiliencia frente al cambio climático”.
Por su parte, Mauricia, mallku tayka, expresa con orgullo el significado de haber participado: “Estamos recibiendo nuestros certificados. Orgullosa. Los hermanos nos han capacitado. Hemos aprendido de los riesgos: las heladas, el granizo, la sequía. Cómo podemos atajarnos con el agua, así.”
Las capacitaciones se convirtieron en un espacio de encuentro entre generaciones. Los jóvenes aportaron curiosidad y nuevas formas de pensar; las autoridades mayores, experiencia y compromiso comunitario.

Julia Colque, estudiante de la Normal Avelino Siñani de Marka Corpa, fue reconocida como una de las mejores estudiantes en el programa de Gestión del Riesgo de Desastres. Desde su rol juvenil, impulsa la transmisión de conocimientos sobre prevención y resiliencia climática en su comunidad.
En la Marka Corpa, la formación en GRD no termina en el aula: se transforma en acción comunal. Julia, motivada por su aprendizaje, reflexiona sobre la importancia del liderazgo juvenil:
“Es una satisfacción compartir los conocimientos que uno ha adquirido y apoyar a la comunidad. Todos estamos involucrados: no es responsabilidad de una sola persona, sino de todos los seres humanos.”
Mauricia, desde su rol de autoridad tradicional, coincide:
“A las hermanas les diría que vengan. Mejor es aprender, pasar talleres.”
Ambas mujeres representan un cambio visible en la gobernanza local: jóvenes y mujeres compartiendo el mismo espacio de decisión y formación con los mallkus. Esa transformación muestra cómo la educación y la participación pueden fortalecer el liderazgo indígena y comunitario frente a las amenazas climáticas.

Julia recibe un reconocimiento por su desempeño en la capacitación en Gestión del Riesgo de Desastres, destacando como una de las estudiantes más comprometidas en fortalecer la resiliencia comunitaria.
Los talleres y módulos de formación en GRD en la Marka Corpa dejaron huellas concretas:
- Mayores capacidades técnicas locales para identificar y prevenir riesgos climáticos.
- Participación activa de jóvenes y mujeres en espacios de planificación comunal.
- Articulación entre la educación formal y la sabiduría tradicional.
- Fortalecimiento de la resiliencia comunitaria y el sentido de corresponsabilidad.
Julia lo sintetiza así:
“Tenemos que aprender como jóvenes, seguir formándonos y adquirir conocimiento. No hay edad para aprender. Hay que seguir fortaleciendo la gestión del riesgo, que es de mucha importancia”.
El día de la clausura, entre certificados y aplausos, Mauricia levantó el suyo con una sonrisa tímida. Detrás de ella, Julia observaba el mismo gesto que algún día repetirá con sus estudiantes. Ambas comprendieron que aprender también es una forma de cuidar: del territorio, de la gente y de la vida.
“Este año la sequía nos ha agarrado —dijo Mauricia—. Pero hemos aprendido cómo protegernos. Mejor es aprender.”
Entre generaciones, la Marka Corpa sigue tejiendo conocimiento y prevención. En sus manos, el futuro ya no se espera: se prepara.