Los promotores de Altamarani que han visitado 18 comunidades en territorios indígenas

“Nosotros no sufrimos de inundaciones por el río, pero si nos inunda el agua que escurre por los drenajes cercanos a la comunidad, nos daña afectando a nuestras chacras, nos quedamos sin qué comer” señala  Luzmar Chao habitante de Altamarani, una de las 20 comunidades de la Tierra Comunitaria de Origen (TCO) Tacana que el 2014 sufrió la tercera inundación más fuerte de su historia recordando las inundaciones del 2014, como una de las más fuertes en la última década. Aquel año el río Beni carcomió cerca de 100 metros del barranco que conecta la comunidad con los centros poblados de Rurrenabaque y San Buenaventura. 

Tras 4 años de trabajo continuo en la comunidad, el panorama ha cambiado.  El fatídico año, las familias de Altamarani, junto  a Soluciones Prácticas y Christian Aid iniciaron la planificación comunal a partir de la evaluación de vulnerabilidades y capacidades, orientada a una gestión organizada  y sostenible, con enfoque de gestión de riesgo y resiliencia, para dar respuesta a los problemas recurrentes de la comunidad como el acceso a agua y la seguridad alimentaria.

El año 2015, se suman esfuerzos del proyecto Resiliencia, comunidades preparadas para enfrentar los desastres en sus etapas 1 y 2,  que con el apoyo del Departamento de Ayuda Humanitaria y Protección Civil de la Unión Europea, ha fortalecido el trabajo en esta comunidad a partir de la diversificación de  los medios de vida productivos, con la implementación de sistemas agroforestales (SAF) donde el cacao criollo (tolerante a las inundaciones) es el cultivo principal,  entre al menos otras 10 variedades de cultivos de ciclo corto y anuales que fortalecen el accesos y disponibilidad de alimentos en esta comunidad.  

Un sistema fotovoltaico facilita el bombeo “solar” de agua y un sistema de saneamiento de flujo y descarga con biodigestor aumentan la resiliencia en la comunidad, permitiendo no sólo el acceso al agua y al saneamiento básico (para la escuela), sino también la organización y la gestión social, con miras a la sostenibilidad, en torno al Comité de agua que está conformado por dos brazos:

  • Operación y mantenimiento
  • El brazo administrativo

Freddy Cartagena y Luzmar están a cargo de este Comité y sus funciones incluyen tanto la planificación en época de normalidad, como la previsión para eventos adversos, cuando las tecnologías podrán ser desmontadas y selladas, las partes delicadas serán puestas en resguardo, hasta el momento de la rehabilitación.

«Antes  teníamos que ir a sacar agua del río y así sucia la tomábamos porque no teníamos de otra; a veces cuando usábamos el generador para bombear el agua, teníamos que conseguir diésel entonces teníamos que ir al pueblo; el agua se bombeaba por dos o tres días y de nuevo nos quedábamos sin agua, esa era la vida», resalta Chao, que como otras mujeres en su comunidad, tenía que abastecerse de agua del río ubicado bajando una pendiente de 20 m. Esta situación se agravaba con las inundaciones, la falta de accesos para traer el combustible y la ladera de ingreso en constante  deslizamiento.

En menos de 18 meses, Altamarani ha ahorrado  Bs 5200 por el pago consensuado por el consumo de agua. Este monto es una previsión comunal para mantener la tecnología y el servicio que presta a la comunidad. “Pero además, es un dinero que nos puede servir como contraparte para buscar proyectos con la alcaldía o con las ONG, o atender la emergencia si pasara de nuevo” explica Luzmar en su rol de administradora.

 “He visitado San Miguel y Tres Hermanos” comenta en su rol de promotora, “(…) hemos ido a orientar a la gente sobre cómo organizarse  y cómo ahorrar ese dinero en un banco; no queremos obligarlos pero hemos compartido una vivencia que a nosotros nos ha servido”,  reconoce que ser una promotora y líder comunal implican una fuerte responsabilidad  y la devolución de lo que se ha aprendido con aquellas familias y comunidades que  están abiertas a crecer con esta experiencia. 

En cambio para Nolberto Buchapi ser líder no es algo nuevo, pero después de haber recorrido 18 comunidades de la TCO Tacana y haber visitado territorios T’simane – Mosetén, afirma haber adquirido otro tipo de coraje: “Al principio no sabía nada, pero ahora con la práctica en mi parcela, ya sé y ese conocimiento me ha permitido salir. Algunas comunidades lo valoran, como por ejemplo Villa Alcira donde los dirigentes nos han dicho: todas las cosas que han venido a proponernos, las hemos tomado en serio y estamos organizándonos para hacerlas como nos has indicado: el manejo del cacao, de los plátanos, los cultivos anuales”,  cita este promotor en SAF con el pecho hinchado.

 “Reconozco mis limitaciones como líder, pero estoy muy feliz de mis logros, yo sé que las cocinas solares me han ayudado a trabajar mis debilidades” dice Roxana Añez, esposa de Nolberto, quien no sólo es una  líder comunal, sino también la promotora de las cocinas solares en la zona; esta tecnología complementa la dinámica de resiliencia que se ha construido en estos territorios: “Antes cocinábamos a leña, conseguir leña en época de lluvia es muy difícil pero ahora no, hemos reducido nuestro consumo de leña más de la mitad; yo les hablo a las señoras sobre cómo usar las cocinas solares para conservar los alimentos, para cocinar, para  hacer secado o deshidratado. Cómo aprovecharla cuando hay sol y cuando hay lluvia”, añade. 

“Hemos recorrido 18 comunidades, en algunas nos han solicitado más capacitación en temas de operación y manejo de sistemas de agua” comenta Freddy  mientras  habla de  Puerto Yumani, Quiquibey, Villa Alcira y Tres Hermanos, comunidades que al verlo llegar con herramientas en mano, saben que llega también la  oportunidad de  conseguir el mayor conocimiento posible.

Por su parte Hernán, también promotor en medios de vida productivos, señala que el ser promotor del territorio Tacana ha sido una buena experiencia. “Me ha ayudado a desenvolverme y a botar mis miedos, me repetía todo el tiempo: voy a tratar y voy a aprender y al final lo hice; cuando íbamos a otras comunidades, sentíamos que estábamos en nuestra casa, haciendo lo que nos gustaba”. 

“Somos resilientes” responde Luzmar señalando que si llegará una inundación se reunirían como comunidad para organizarse. “Tenemos un plan de contingencia  frente a la inundación, sabemos cuándo vienen las inundaciones;  por ejemplo en esta época ya estamos recogiendo los granos para guardarlos en troje, podemos poner a salvo la bomba sumergible, poner a salvo los paneles y la caja de control, cerrar el tanque del biodigestor y pasar la inundación” repasa esta promotora. 

 “Para que otras comunidades sean resilientes nosotros nos hemos planteado enseñarles lo que sabemos: cómo manejar sus plantas, cómo evitar que se mueran.  En  Altamarani no va a inundar, pero el agua llega a estancarse y esto provoca que las plantas mueran, tenemos que enseñarles cómo reducir estas pérdidas”, comenta Hernán sobre sus planes de trabajo en Altamarani.

“Las tecnologías que ahora tenemos, las parcelas que estamos trabajando, todo esto ha sido un cambio rotundo en nuestra manera de vivir. Somos más felices, estamos más tranquilos, sabemos que no vamos a pasar hambre, que nuestros hijos tienen la alimentación garantizada, lo que nosotros de niños no hemos tenido oportunidad de conocer”, afirma Roxana mientras su esposo celebra el cambio en sus vidas:

“Yo con lo que sé, puedo hacer el manejo de mis plantas del cacao, del plátano Guyana, de mis cultivos que son plantas resilientes y que puedo disponer para alimentarnos”. Se enorgullece de nuevo cuando recuerda que en alguna visita posterior a las comunidades  encontró que las familias ya estaban poniendo en práctica los conocimientos que ellos llevaron: “¡Les ha interesado!,  hemos ido creciendo juntos, mientras ellos aprendían, nosotros aprendíamos más”,  concluye  Nolberto.

Practical Action (Soluciones Prácticas) viene impulsando estrategias, que incluyen tanto metodologías (con enfoque de género de liderazgo),  como tecnologías que apuntan a reducir la vulnerabilidad en la Amazonía, como parte de un modelo de resiliencia comunitaria,  en el marco del proyecto Resiliencia, comunidades preparadas para enfrentar los desastres,  financiado por la Dirección General de Ayuda Humanitaria y Protección Civil de la Comisión Europea, e implementado junto a Ayuda en Acción, UNICEF y Visión Mundial, bajo el liderazgo de FAO;  en alianza  y trabajo conjunto con Christian Aid, Green Empowerment  y en coordinación con los gobiernos municipales.

Por: Mónica Cuba