Fortalecimiento de la gestión integral y multisectorial de riesgos para reducir la vulnerabilidad de los medios de vida de las comunidades expuestas a múltiples amenazas naturales y provocadas por el hombre y riesgos ocultos, correlacionando áreas periurbanas y rurales y comunidades indígenas en Bolivia, Colombia y Venezuela

Donante: Unión Europea

La Chiquitanía enfrenta riesgos climáticos como sequías e incendios, que agravan la vulnerabilidad y causan migración, pérdida de biodiversidad y problemas sociales. El proyecto con un enfoque integral buscó fortalecer la capacidad de recuperación de las familias mediante estrategias de medios de vida, salud, educación y gestión de riesgos, coordinando acciones entre comunidad, gobierno y sector privado.

Objetivo

Fortalecer la capacidad de recuperación y la gestión integral del riesgo de las familias que viven en zonas rurales y comunidades periurbanas y áreas afectadas por desastres, conflictos y movimiento de población.

Contexto

La Chiquitanía es una zona afectada por una serie de multiamenazas climáticas como: sequía y olas de calor, las cuales crean condiciones para la amenaza de incendios a partir de focos de calor generados por quemas, como ocurrió el año 2019. Las emergencias causadas por la sequía e incendios han creado nuevos riesgos ambientales como la degradación del bosque, la migración de nuevos asentamientos humanos y el riesgo de pérdida de la biodiversidad. Estas nuevas condiciones generan nuevos riesgos (riesgos ocultos) que incrementan el grado de vulnerabilidad de las personas y de los medios de vida de la región.

Los riesgos ocultos a los que nos referimos se hacen evidentes en los diferentes espacios de interacción de la población, familia, comunidad, escuela donde se observan las siguientes problemáticas: desintegración familiar, violencia intrafamiliar, abandono en el cuidado de los niños, violencia basada en género, rendimiento escolar, violencia entre pares, trata y tráfico, alcoholismo, drogadicción, delincuencia entre otros.

Estrategia

El enfoque integral desarrollado por el consorcio se sustenta en dos dimensiones, una programática (salud, educación, nutrición, medios de vida, protección de poblaciones vulnerables y gestión del riesgo) y la otra en materia de coordinación institucional (comunidad, municipio, gobernación y nacional).

La dimensión programática está orientada a la implementación de estrategias y acciones de preparación y respuesta a los cinco capitales de los medios de vida, por lo que se trabajó para desarrollar en las familias junto a sus organizaciones sociales las capacidades necesarias para proteger sus vidas y sus medios de subsistencia, como acciones que permitirán que las familias reduzcan la vulnerabilidad a la seguridad alimentaria. La dimensión de coordinación institucional permitirá la integración del nivel comunitario con el municipio a través de sus instancias pertinentes. Asimismo, permitirá la integración con las instancias del gobierno departamental y nacional en el marco de las competencias y funciones establecidas en el marco normativo vigente en el país.