Energización rural mediante el uso de energías renovables para fomentar un desarrollo integral y sostenible
El acceso universal a la energía en el Perú es un problema de exclusión, fundamentalmente rural. Las estadísticas revelan claramente la situación: el 40% de la población rural (cerca de 4 millones de personas) no tiene cobertura eléctrica (Banco Mundial, 2015), un millón de familias (que representan cerca de 5 millones de personas) todavía cocina exclusivamente con leña o bosta (ONU Energía, 2014); y cerca de seis millones de personas en zonas altoandinas y de la selva están consideradas en alto riesgo de salud por la ocurrencia de las heladas y el friaje (Ministerio de Salud, 2015). En este escenario tan poco alentador y a pesar de carecer de un plan nacional de uso y desarrollo de las energías renovables, las posibilidades de usar fuentes de energía renovable en el Perú son considerables y diversas. Son una alternativa económicamente competitiva, técnicamente confiable, socialmente pertinente y ambientalmente eficiente, que puede contribuir al desafío de superar los niveles de pobreza energética especialmente en las zonas rurales del país. No menos importante: son esenciales como parte de una estrategia de mitigación de emisiones y adaptación frente al cambio climático.