Extensión rural y asistencia técnica en el sector campesino

Autores:
Practical Action
Año:
2014
Colección:
Resumen:

Según datos del último Censo Nacional Agropecuario (2012), en la zona rural andina el número de unidades agropecuarias pequeñas (con menos de 5 ha) era de aproximadamente 1 millón 200 mil. Esta cantidad es un 35% superior a la cantidad de pequeños agricultores que aparecían en el Censo anterior (1994). Es decir, la pequeña producción agrícola serrana no está disminuyendo ni está estancada, como con frecuencia se menciona, sino más bien está creciendo. Además de este dato, de las numerosas e importantes variables cuantificadas por el Censo, nos interesa destacar una de ellas: alrededor de apenas el 10% del total de estas unidades agropecuarias había recibido asistencia técnica o capacitación (en cultivos, ganadería, u otros) en los últimos 12 meses previos al Censo. El hecho de que solamente una de cada 10 familias de pequeños productores de la sierra haya recibido asistencia técnica, es bastante revelador, pues está ampliamente demostrado que la educación básica y la formación técnica son activos que impactan definitivamente en la actividad agrícola, ya que tienen un impacto directo y positivo sobre la adaptación de innovaciones y, por consiguiente, en la productividad y rentabilidad. Uno de los principales mecanismos para enfrentar la carencia de asistencia técnica es el empleo de extensionistas o promotores rurales calificados. Para una población de 1,2 millones de unidades productivas en la zona andina, se calcula que se requerirían cerca de 12.000 extensionistas, como mínimo. Frente a esta demanda, sumando todos los extensionistas o promotores existentes (o quienes hacen las veces de estos técnicos) se estima un total de apenas 2.000 extensionistas en actividad. Es decir, hay una brecha importante —de cerca de 10.000— entre las demandas de extensión y la oferta de extensionistas.