Manual para la adaptación y uso de un pluviómetro artesanal
Tener información clara y oportuna es vital. En especial cuando una población está expuesta a riesgos relacionados a lluvias extremas, huaycos e inundaciones. A partir de las experiencias vividas, las personas solemos entender cómo se comporta la naturaleza. Este conocimiento empírico es muy importante pero no es suficiente. Necesitamos datos. Los datos son información concreta que puede ser estudiada y analizada. Actualmente tenemos pocos registros históricos de huaicos e inundaciones ocurridos en la cuenca del río Rímac. Asimismo, los datos hidrometeorológicos, es decir los relacionados al ciclo del agua y al clima, no tienen la suficiente precisión espacial y temporal. Frente a la falta de datos las comunidades pueden cumplir un rol fundamental. Existen importantes experiencias en el mundo de recolección comunitaria de datos de lluvia. Por ejemplo, la Red colaborativa comunitaria de lluvia, granizo y nieve (CoCoRaHS por sus siglas en inglés) funciona exitosamente en Estados Unidos y usan herramientas de medición de bajo costo con personas capacitadas. El único requisito para contribuir con esta red es tener ganas de reportar sobre el clima y aprender más sobre cómo este puede impactar en nuestras vidas. Recolectando datos podemos comprender mejor cómo nos afectan los fenómenos naturales. Por ejemplo, podemos entender mejor, a partir de evidencia, la relación entre la precipitación y la activación de una quebrada. Tener información hace que los Sistemas de Alerta Temprana funcionen de manera más efectiva y nos ayuda a planificar mejor ya sea como familia o como comunidad. Asimismo, al involucrarnos más con nuestro entorno podemos ganar participación en la toma de decisiones y la gestión de nuestra comunidad o distrito.