Revista tecnología y sociedad Nº 8
Hasta 1730 el empleo de carbón mineral como combustible estaba prohibido en Inglaterra. La densidad y toxicidad del humo daba lugar a quejas entre los vecinos y el desdichado innovador que lo usara podía ser ejecutado bajo las leyes draconianas del imperio. Vemos que hasta hace trescientos años las otras grandes sociedades del mundo tenían varias características en común con la cultura andina: empleaban leña para cocinar y calentar agua, tracción animal y la fuerza del viento y del agua para sus pequeñas industrias, cuyos productos no se vendían, generalmente, más allá de la próxima aldea. Aún en 1860, 70 % de la energía que se consumía en el mundo provenía de la leña y 30 % del carbón mineral, que había transitado de proscrito a ciudadano, con la revolución industrial y la máquina de vapor. Calderas para mover locomotoras, barcos y maquinaria textil y para bombear agua empozada en las minas, sustituyeron leña, mulas, viento y fuerza humana. Para 1920 el petróleo, que poco antes había anunciado su presencia en el escenario mundial, inició su resuelto ascenso en el consumo global, de la mano del motor a explosión. Otras fuentes de energía como el gas natural, la fuerza hidráulica en gran escala y la energía nuclear se hicieron visibles después de la segunda guerra mundial. Entretanto, las fuentes solar, eólica, geotermal y los biocombustibles, usados desde tiempos antiguos artesanalmente, volvieron a emerger durante las últimas dos décadas con tecnologías más eficientes. En los casi 300 años que acabamos de reseñar, la población mundial se multiplicó por 20 y, en esa proporción, la demanda global de energía y alimentos. Los combustibles fósiles (carbón mineral, petróleo y gas natural) y de biomasa (leña, etanol, biogás, etc.) son aquellos que se queman para liberar su energía, contenida en sus enlaces químicos, produciendo dióxido de carbono, principal factor del cambio climático global. En esos tres siglos, la industria de los países del norte ha generado una gran cantidad de gas, que se ha acumulado en la alta atmósfera en forma de un casquete esférico, que ha generado un sobrecalentamiento del planeta, alterando los ciclos del agua, oxígeno, carbono, nitrógeno y otros componentes indispensables para la vida. A pesar de que los organismos especializados del Perú, empleando la metodología aconsejada por el Panel intergubernamental de cambio climático (IPCC), realizaron hace diez años el previsible Inventario de emisiones de gases de efecto invernadero de la actividad económica nacional y luego un estudio de Opciones de mitigación de emisiones de gases de efecto invernadero en el Perú para los sectores de generación energética, transporte y agrícola, sólo en los últimos años realmente los organismos del Estado responsables de la gestión ambiental, universidades, institutos de investigación y un grupo de organizaciones civiles han comenzado a realizar sobre los posibles efectos del cambio climático en la regiones andina, amazónica, las líneas costeras y el océano. Desde la Segunda cumbre de la tierra (Río de Janeiro, 1992) los estudios regionales sobre cambio climático han sido escasos y, generalmente, limitados a los países más industriales y desarrollados. Sin embargo, más recientemente este escenario está cambiando y regiones como los Andes, que comprenden países de economías más modestas, están esforzándose por contar generar información y planes de acción que consideren sus especificidades ambientales y sociales. La revista Tecnología y Sociedad, publicada por Practical Action, dedica este número al cambio climático, presentando resultados de importantes investigaciones que incorporan perspectivas tecnológicas, culturales, sociales y de género, con énfasis en temas de agricultura, forestería y provisión de agua, siempre bajo el enfoque de los efectos del cambio climático. Los autores son investigadores que trabajan en los países andinos con poblaciones rurales más pobres (Bolivia y el Perú), aquellas poblaciones que sufren los mayores impactos del cambio climático en el subcontinente. Otros autores presentan temas de interés global. En la sección de notas técnicas se reseña la experiencia de Practical Action en el tema del cambio climático, y se incluyen reseñas de trabajos de Vandana Shiva, Pablo Regalsky, Teresa Hosse y Tim Flannery. En los países andinos solo existe una instancia con capacidad para organizar eficazmente los esfuerzos que serán necesarios frente a los graves desafíos del cambio climático: los gobiernos nacionales. A ellos corresponde convocar a los expertos de diversas disciplinas y a las instituciones especializadas para prever el escenario por venir. Solo así tendremos éxito en mitigar y adaptarnos a los previsibles cambios del clima del siglo XX