Un plan de jubilación para los caficultores peruanos que crece en los árboles
Escrito por: Practical Action en América Latina
Hacer frente a la amenaza de la deforestación y crear condiciones de vida dignas para los agricultores que envejecen
Melanio Saavedra ha tenido siete hijos, planta cien árboles al año y -aunque todavía no se ha planteado escribir un libro- ya ha escrito un futuro mejor para él y su comunidad.
Situado en el noreste de Perú, Santa Fe es un vibrante centro cafetero caracterizado por sus verdes paisajes y sus brillantes cielos azules. Pero, como recuerda Melanio, no siempre fue así.
«Antes, a veces sufríamos porque no había suficiente café. De una hectárea de café sacábamos 4 o 5 quintales, y eso nos preocupaba a la familia, porque no era suficiente y el precio era barato».
En aquel momento, Melanio y sus compañeros pensaron que una solución rápida sería tener zonas de cultivo más extensas, y quemaron el bosque para ampliar sus tierras de cultivo. Pero el café es un producto que necesita un clima particular para prosperar, y, con la falta de calidad, está expuesto a los cambios de precios. Por desgracia, las colinas deforestadas de Santa Fe no eran precisamente el mejor escenario y la tendencia a la disminución de la producción continuó. Los agricultores empezaron a explorar la idea de emigrar.
«Antes, la gente talaba los árboles sin pensar en el futuro. Estábamos preocupados porque ya no había nada, era como un desierto; la gente pensaba en ir a la selva».
No es habitual que una sola acción aporte tantas soluciones a nuestros problemas más apremiantes. Pero, en este caso, la plantación de árboles proporciona una serie de beneficios. Los árboles grandes dan sombra a las plantas de café y regulan el clima, haciéndolo más adecuado para su crecimiento. Cuando las hojas de estos árboles caen, se convierten en un abono orgánico que enriquece el suelo. Unas mejores condiciones climáticas y un mejor suelo producen un café orgánico de mayor calidad que tiene un mejor precio en el mercado. Estos beneficios crean un efecto dominó, en el que la gente deja de quemar el bosque y en su lugar lo nutre, restaurando y protegiendo la tierra. Y lo que es mejor, estos mismos árboles también proporcionarán ingresos a largo plazo a los agricultores, que podrán vender la madera cuando madure, replantar de nuevo para las generaciones futuras y ahorrar para su vejez. Santa Fe es ahora más verde que nunca, y su futuro nunca ha estado más claro.
«Con la reforestación para el café, hoy podemos ver unos paisajes muy bonitos. Tenemos árboles que no nos alcanzan los brazos para abrazarlos. Qué lindos árboles. Nos sentimos orgullosos. Para el café, le da sombra. Podamos los árboles, y ahora tenemos leña, y las hojas que caen hacen abono orgánico para el café».
Cambiar el paisaje y la mentalidad ha exigido una gran inversión de mano de obra y recursos financieros, así como una ampliación de conocimientos que permita una gestión sostenible de los árboles. Trabajando con Practical Action, Melanio puede ver ahora que Santa Fe tiene futuro y ha empezado a plantar cien árboles cada año. Y al seguir los requisitos de la Oficina Nacional Forestal de Perú (SERFOR), se asegura de que los árboles plantados sean adecuados para el medio ambiente. La tala y la venta de madera también se ajustan a la normativa, creando un ciclo que renueva el bosque de forma responsable y planificada.
«Al principio, con un pequeño grupo, nos unimos para capacitarnos. Algunos nos decían que estábamos perdiendo el tiempo, no nos creían. Algunos hicimos la capacitación y sacamos provecho. (…) Empezamos desde cero a hacer las parcelas, las curvas de nivel. Algunos no querían porque el trabajo era fuerte. Ahora vemos muy buenos resultados. Al ver que las parcelas eran muy bonitas, varios amigos nos visitaron, vieron las parcelas y preguntaron cómo inició el proyecto, cómo fue la capacitación, cómo se cultivaba el café y qué se le exige al agricultor».
El cambio a gran escala en Santa Fe también ha requerido la colaboración de agricultores como Melanio, quien tomó la iniciativa y creyó que era posible. Pero, así como un solo árbol no hace un bosque, él utilizó este conocimiento para crear un renovado espíritu comunitario.
«Este proyecto unió a las familias; ahora, somos como una familia grande ¿Cuándo había sido así antes? Ahora conversamos como hemos empezado, y los amigos que querían ir a la selva ahora tienen unas parcelas bien bonitas, buenos árboles, ya tienen algo que vender, y están felices de la vida».
La plantación de árboles como alternativa de ahorro a largo plazo forma parte de un futuro sostenible y rentable para los caficultores, basado en el poder de la cooperación y la diversificación locales. Y con la visión de líderes comunitarios como Melanio, estas iniciativas se convierten en algo de gran alcance y duradero, anclado en conocimientos y valores compartidos. Y al igual que el café y los árboles prosperan en esta parte de Perú, también lo hacen sus agricultores y las generaciones venideras.
Melanio Saavedra es un agricultor participante en el proyecto Café Correcto, que se centró en la creación de una economía más justa para las familias cafeteras de Perú y Bolivia. Fue financiado por la Unión Europea. Este proyecto se desarrolló en Perú y Bolivia entre el 2015 y el 2019. Algunos agricultores han seguido trabajando con Practical Action en nuevos proyectos relacionados con la conservación de la biodiversidad y las economías circulares.
Descubre cómo podemos apoyar a más personas como Melanio para que se conviertan en pioneros del clima en sus comunidades e impulsen el cambio para cientos de personas como él.