Elsa Huanca
Mujeres trabajando por un futuro seguro
Elsa Huanca nació hace 36 años en Amaguaya, una comunidad del municipio de Guanay (La Paz, Bolivia) que se encuentra a más de xxx m, atravesando montañas nevadas, lagunas de colores y suelos congelados. Si bien pertenece al municipio cálido de Guanay, el único ingreso disponible es por el municipio de Batallas, por la comunidad de Peñas, un desvío de la carretera que conecta el municipio de La Paz, con el Lago Titicaca.
Elsa además de ser representante local de la Confederación nacional de mujeres campesinas indígenas originarias de Bolivia “Bartolina Sisa”, es madre de tres hijas y un hijo, se dedica también a la agricultura familiar y a la ganadería camélida, que permite la subsistencia de su familia y generar algunos ingresos a partir del hilado y tejido con lana de llama y alpacas.
El 2014 la comunidad terminó la construcción de una Micro Central Hidroeléctrica (MCH) de 60 kW de potencia. El deshiele del nevado Mullu Apacheta, entre otros menores alimentan el cauce del río Amaguaya, el cual es vital para el funcionamiento de la planta generadora de electricidad, que, en su planificación, consideró el retorno del agua utilizada en este proceso hacia el caudal que alimenta a comunidades río abajo.
El trabajo previo de la comunicada para identificar sus necesidades en el sector energético, (iluminación, usos productivos, otros) fue impulsada por Practical Action y el municipio de Guanay, beneficiando a 56 familias, al centro de salud y la unidad educativa (con aproximadamente 68 estudiantes de primaria y secundaria).
“Antes de la construcción de la MCH, nosotros usábamos mechero con querosén, velas y gasolina, que tenían un costo de hasta 25 Bs al mes. Inicialmente las personas solo podían comprar las velas y el querosén en la feria de la comunidad Janko Pata, y algunas veces realizaban la compra de este combustible en La Paz, lo que implicaba un presupuesto extra; pero la necesidad los obligaba incurrir con esos gastos”.
Elsa estudió en Amaguaya con muchas dificultades. Cuenta que por el uso del mecheros y velas, los niños y niñas sufrían quemaduras graves: tenían el objetivo de cumplir las tareas de la escuela. “Ahora nuestros niños [y niñas] ya no sufren por la luz y pueden hacer sus tareas, sin complicaciones”, asegura.
Cuando se inició la construcción de la MCH, ella, como el resto de la población, no creía que ese trabajo los llevaría a tener luz, radio, hiladoras y por lo tanto mejores condiciones para el estudio, más tiempo en familia, mejores sistemas de comunicación, mayores oportunidades en la transformación de productos. Desconocían sobre las conexiones de turbinas, aun así, en el rol de dirigente que cumplía apoyó la construcción, se involucró en las capacitaciones pensando en el desarrollo de su comunidad y el futuro para su familia. Ella como dirigente cocinaba y apoyaba en el trabajo a los compañeros que pusieron la mano de obra para la construcción, así también a los ingenieros y técnicos.
Gracias al trabajo de toda la comunidad, el 26 de mayo del 2014 se culminaba la obra y las familias de Amaguaya se beneficiaban con energía limpia y renovable.
“Estábamos felices, pero aún faltaba realizar el cableado en los postes, en ese proceso continuamos sufriendo. El día que terminó la instalación de los cables, por fin y por primera vez, vimos la luz eléctrica en nuestra comunidad, lo que dio vida y alegró a todos”.
En febrero del 2018, el río destruyó parte de la infraestructura de la escuela, de algunas viviendas, dejando grandes daños en los campos de cultivos y afectando al ganado camélido. En respuesta a este evento adverso, las autoridades comunales gestionaron apoyo externo a la comunidad, con el soporte técnico de Practical Action iniciaron la implementación del proyecto “Resiliencia comunitaria: un modelo para reducir las vulnerabilidades en las comunidades rurales” que tiene el objetivo de mejorar la resiliencia de la Comunidad, utilizando estrategias de gestión de riesgos y reducción de la vulnerabilidad, protegiendo así la vida de las personas, sus medios de vida, el entorno social y educativo, a través de la infraestructura para la generación de electricidad.
Elsa Huanca reflexiona sobre la falta de organización comunal y de preparación frente a los desastres como fueron factores que expusieron a Amaguaya a la emergencia por la cual pasaron y los daños que sufrieron inclusive en la MCH.
“La semana que pasó la inundación, yo salí de la comunidad, dejé a mis hijos solos; me encontraba en la ciudad de La Paz cuando me llamaron y me informaron que mis hijos habían desaparecido”. Con total desesperación, Elsa retornó hasta su comunidad para buscar a su familia, quienes por suerte lograron escapar de la riada; el río se había llevado su casa y en ella todas sus pertenecías, pero Elsa sujetaba, a salvo entre sus brazos, a quienes eran lo más valioso para ellas.
La reacción de la comunidad fue la de organizarse para la gestión y prepararse para la prevención, junto a Practical Action participaron en varios talleres informativos y de capacitación en la normativa boliviana para la Gestión de Riesgos (Ley N° 602) y metodologías de planificación comunal bajo este enfoque.
La ley de Gestión de Riesgos promueve la organización local para la atención y respuesta a las emergencias o desastres por cualquier tipo de evento adverso que pueda afectar a la población o infraestructura social o productiva, facilitando una serie de mecanismos, y promoviendo el fortalecimiento de la prevención para reducir la tendencia a la atención de desastres que requiere 7 veces más de recursos. Para lograr esto, se elaborarán planes de gestión de riesgo comunal y planes de contingencia, además de simulaciones y simulacros que permitan conocer qué acciones se deben tomar durante una emergenciacomo aquella a la que estuvieron expuestos y que capacidades tienen como comunidad o deben fortalecer para su prevención: “Gracias a las capacitaciones, ahora sé, ¡dónde puede haber un lugar seguro cuando llueve, podemos estar ahí y estar protegidos! asegura Elsa.
Aprovechando la generación de energía. A través del proyecto y las instituciones aliadas, se instalará un Sistema de Alerta Temprana vinculada con el Sistema de alerta nacional que permitirá a la comunidad conocer el riesgo y prepararse para no volver a tener una experiencia similar.
“Ahora me siento feliz, gracias a las capacitaciones y la alarma que tendremos, vamos a poder prevenir para que no nos pase lo mismo”.
El proyecto Resiliencia Comunitaria: Un modelo para reducir las vulnerabilidades en comunidades rurales – Bolivia, se financió con recursos de Christiandelphian Meal a Day, mediante GREEN Empowerment con contraparte del Gobierno Autónomo Municipal de Guanay. El trabajo de Practical Action en esta Comunidad, está centrado en desarrollar resiliencia en las vidas de las personas amenazadas por los riesgos naturales y relacionados al cambio climático, al reducir su vulnerabilidad y al minimizar el impacto en sus vidas y medios de vida; así como en ayudar a que accedan y aprovechen de los efectos trasformadores de la energía limpia en el marco de un trabajo integrado que beneficie a todas las personas.