Joven, mujer, indígena y madre: emprendedora
Existen muchas condiciones sociales que pueden ser una desventaja en la dinámica socio- económica global y sin duda pueden llegar a ser excluyentes, por ejemplo: ser una persona joven, indígena, mujer, y madre… Janeth Guari Mamio cumple todas estas condiciones y sin peros, ni pesares ha logrado ser una persona emprendedora.
Janeth vive en la comunidad de Bella Altura, en el municipio de San Buenaventura, tiene 23 años y es mamá de Asli (de 5 años) y Ayumi (de 4 años) quienes la acompañan en sus labores diarias; mientras que su esposo, trabaja en aserraderos del poblado de este municipio y las visita cada 2 semanas.
Bella Altura, una comunidad de la Tierra Comunitaria de Origen Tacana que se caracteriza por su arte en madera y semillas. Janeth asume esta actividad que, complementada con la agricultura en su chaco, dan sustento a esta pequeña familia: “Este año estoy sembrando maíz porque me gusta tener pollito; luego me gusta tener las verduras que recién voy a sembrar, porque el clima está seco”.
“Cuando uno forma parte de la comunidad, se tiene que estar en los talleres y en trabajos”, comenta Janeth quien hace 3 años dejó la casa de sus padres para formar su hogar. “Cuando uno es joven es libre, pero cuando una es joven y ya tiene su familia ya adquiere una responsabilidad grande con la familia y la comunidad”, compara cualitativamente la joven madre, mientras habla sobre su condición y la de otras madres aún más jóvenes que no siempre asumen el rol y terminan migrando.
La joven artesana utiliza una variedad de materiales de su zona para elaborar, aretes, collares y utensilios de cocina: “lo que más uso es el marfil vegetal para hacer mis collares, manillas; uso también varias semillas. Y para hacer los pinchos para los bocaditos y cubiertos me gusta trabajar con madera de la Chonta”.
Recuerda que cuando era niña ella observaba cómo sus padres, de vez en cuando, trabajaban en las artesanías, sobre todo su madre doña Lurdes. Janeth pronto comenzó a practicar y a mejorar su propio arte, logrando ser parte de la Asociación de Artesanos Tacana Madidi (ASATAM) el 2012. Desde entonces trabaja y es parte de la gestión de la Asociación, sus necesidades y las de la comunidad.
“La Fundación Nuevo Norte comenzó a traernos diseños, a darnos talleres de cómo mejorar nuestro producto. Yo participaba de esos talleres y ahora sigo participando”, comenta Janeth haciendo referencia al actual acompañamiento de la Fundación IES, que ha continuado el proyecto de Nuevo Norte con el mismo financiamiento de Christian Aid.
¿Cómo ser madre, productora y emprendedora?
El cronograma mensual de actividades de Janeth contempla las últimas 2 a 3 semanas para dedicar al trabajo de artesana: “En este tiempo trabajo de 8 a 11 de la mañana, luego hago el almuerzo y retomo mi trabajo a las 2, sobre todo cuando tengo encargos”. Las labores no culminan ahí pues Janeth y las pequeñas deben también atender a sus animalitos y el chaco.
Su jornada comienza a las 5:30 de la mañana para arreglar la casa y preparar a Asli para ir a la escuela. Mientras Asli está en la escuela y Ayumi está jugando, Janeth se pone a trabajar ya sea en el chaco o en las artesanías. Por la tarde, y antes de retomar las labores adultas, revisan las tareas de su hija mayor, que serán retomadas después de las 5. Ambas niñas dormirán antes de las 9 de la noche, tiempo desde el cual Janeth aprovechará la energía eléctrica del motor de la comunidad (que todas las noches de apaga a las 10) para perforar hasta 200 semillas con ayuda de un taladro.
Como en muchas madres en el mundo, el conflicto de Janeth comienza cuando no sabe con quién dejar a las pequeñas. Cuando surge algo laboral como la visita a los poblados para vender las artesanías, con el padre en San Buenaventura, su madre es la única opción posible para ella.
Janeth sale dos veces al mes a San Buenaventura (a 40 ó 50 minutos en motocicleta) para comprar en esta localidad o en la de Rurrenabaque los insumos que necesita para sus artesanías. Es entonces cuando deja los productos finales en las tiendas que ofertan este tipo de suvenires, especialmente a los turistas:
“Los productos los vendo en algunas tiendas de Rurrenabaque como también los domingos en las ferias que hacen, los que vienen de otros lugares suelen comprar en el precio justo, pero la misma gente del lugar quiere pagar un precio más bajo, que no paga ni la materia prima”, comenta la joven quien además afirma que incluye en el precio no sólo su trabajo, sino las herramientas y materiales que no se encuentran en la comunidad.
Mientas señala a sus pequeñas, quienes lucen el arte de su madre, que ciertamente lleva el plus del corazón, comenta lo siguiente: “Un sólo collar me toma medio día, dependiendo de su modelo; yo tallo el marfil y por dije me puede tomar una hora, un collar con un dije puede costar Bs.15 (USD 2,15) y la gente quiere pagar sólo 8… digamos que me haga 10 collares al día lograría a penas cubrir la cuota de un jornal y con menos estaría perdiendo”, calcula la artesana quien además comenta que estos ingresos la apoyan a nivel familiar. “Si una de las niñas se me enferma y no hay de dónde sacar, la artesanía me provee; también para la escuela y la educación, mi hija está este año en inicial… si mi marido no llega a tiempo con el dinero, la artesanía me salva; igual si él está acá y no está recibiendo un salario, nos ponemos a hacer artesanía y eso nos alivia en gran manera”.
Con la venta de las artesanías esta familia logra un promedio mensual de Bs. 900 (USD 129), sin embargo ella percibe que este ingreso puede correr riesgo: “He sentido que las ventas han bajado, creo que no están llegando muchos turistas a Rurrenabaque, no sé por qué pero las mismas vendedoras de las tiendas comentan que ya no hay venta. He sentido que ya no regreso con el monto de dinero que pensaba, por ejemplo de los Bs.200 que yo creo que voy a traer a la comunidad, sólo logro 150 por semana”.
Conforme sus hijas fueron creciendo el tiempo dedicado a este trabajo también aumentó, Janeth desea que las pequeñas aprendan este arte y opción económica y que con ellas se transmita y pueda llegar a otros países. Su anhelo es un mercado permanente para la artesanía que asegure los ingresos económicos de la familia todo el año.
Janeth tiene interés en participar del proyecto “Emprendimientos juveniles exitosos con el uso de tecnologías de información y comunicación” que es implementado por Soluciones Prácticas con el apoyo de Christian Aid con el objetivo de contribuir al desarrollo y fortalecimiento organizacional social y económico de la juventud en los municipios de San Buenaventura y Rurrenabaque, aunque el proyecto tiene un alcance urbano, ella no se desanima ni con la distancia ni con cómo organizarse para participar de las actividades más importantes de este proyecto: “como me interesa mucho capacitarme yo buscaría las formas para llegar hasta Rurrenabaque o San Buenaventura y cómo organizarme con mis pequeñas, gustosa estaría de participar” finaliza esta joven y emprendedora mujer.
Por: Mónica Cuba Iriarte