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Ingresos sostenibles y seguridad alimentaria a través la construcción de resiliencia agrícola en comunidades altoandinas peruanas 

En un contexto de clima cambiante, cada vez menos predecible y extremo, las y los agricultores enfrentan situaciones adversas para procurarse un ingreso económico justo o incluso asegurar una alimentación suficiente y adecuada para sus familias. Este es el caso de múltiples comunidades altoandinas en cuencas vulnerables del norte peruano, donde actualmente encuentra implementándose el proyecto Construyendo Resiliencia Comunitaria en Cuencas Vulnerables de Cajamarca, Lambayeque y La Libertad. Este proyecto busca acompañar a estas comunidades en la construcción de resiliencia que les permita estar mejor preparadas ante los riesgos agroclimáticos que las rodean, y el trabajo por una agricultura resiliente es vital para esta visión.

A través de este proyecto, se vienen implementando prácticas agrícolas mejoradas de la mano de los promotores y facilitadores formados en escuelas de campo de las 3 regiones. Estas Escuelas de Campo para Agricultores, también llamadas ECAs, son un espacio formativo que parte del saber propio y la persona, y brinda aprendizaje dinámico que incluye tanto componentes técnicos aplicados como fortalecimiento de liderazgo.

Gracias a una activa participación de los promotores de las ECAs, se han identificado ojos de agua que son fuente esencial de abastecimiento de para el consumo humano y labores agropecuarias en los caseríos del distrito de Incahuasi, región Lambayeque. Se están realizando trabajos de mantenimiento y conservación de estos ojos de agua junto a las y los promotores y agricultores con el objetivo de asegurar un buen manejo de este recurso y asegurar una mejor disponibilidad de este. A la par, se están brindando diversos talleres en colaboración con entidades agrícolas de la región, abordando temas como el manejo integrado de plagas y la preparación de enmiendas orgánicas que contribuyen al mejor desarrollo de los cultivos y, por ende, a mejores cosechas. Un ejemplo de esto se encuentra en el caserío de Totora, donde hombres y mujeres participan por igual en las labores de aprendizaje y trabajo en campo.

En Sanchique, caserío del distrito de Otuzco, región La Libertad, la cosecha en las parcelas demostrativas de maíz morado variedad INIA 601, ha sido muy gratificante. El resultado ha sido mejor que el proyectado, no solo a nivel de rendimiento, sino porque la articulación ha permitido que el producto encuentre rápidamente un mercado que pague un buen precio. En este mismo caserío se ha instalado el riego tecnificado para el cultivo de arveja, para que a partir del mejor uso del agua se obtenga mejor producción. Asimismo, la cosecha de trigo y cebada en el caserío La Libertad ha demostrado una buena la adaptabilidad de las variedades de éstos consideradas en las parcelas demostrativas y que estas son alternativas tanto viables económicamente como aptas para las condiciones climáticas de esta zona. Estas actividades han sido promovidas y acompañadas por el grupo de promotores ECA de La Libertad, quienes facilitan los talleres y se vienen convirtiendo en un equipo de soporte sostenible a las labores de aprendizaje y fortalecimiento de capacidades en todo el ámbito.

Por otro lado, en el caserío de Patiño (3600 msnm), provincia de San Pablo en Cajamarca, las familias que han sido contraparte en la implementación de cultivos protegidos ya cosechan hortalizas para autoconsumo familiar. El excedente de esta cosecha se utiliza para la venta, promoviendo así una agricultura más resiliente, seguridad alimentaria y mejores posibilidades de ingresos económicos. Por otro lado, el cultivo de arveja con la implementación de la técnica de espalderas (instalación de postes y tutorado) en la parcela demostrativa del centro poblado Polán, distrito de San Bernardino, se ha convertido en centro de aprendizaje y de transferencia de tecnología para promotores y productores de la zona. Además, en el distrito de San Luís, la plantación de árboles de Taya en ladera contribuye a reducir el riesgo de deslizamiento de masas, que es un problema recurrente para los suelos de esta zona. Esta actividad es impulsada por Practical Action, la Institución Educativa N° 82264 de nivel primaria y la Agencia Agraria San Pablo.

En la misma región, en las últimas semanas se ha hecho una mayor incidencia en la enseñanza y aplicación del muestreo de suelos como una práctica importante para planificar las labores agrícolas de la mano de instituciones como el Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA), con quien se viene articulando para mejorar las capacidades de las y los productores en campo. El trabajo con el INIA, que forma parte de la articulación como instituciones del Comité Regional Agrario de Cajamarca (CGRA) y con el Ministerio de Agricultura y Riego, también ha permitido que un grupo de facilitadores y promotores de ECAs de la región Cajamarca participe del Módulo de Formación de Proveedores de Asistencia Técnica. Este módulo no solamente busca fortalecer sus capacidades, sino empoderarlos para que desempeñen labores orientadas a mejorar las prácticas agrícolas en su ámbito, proveyéndoles una mejor posibilidad laboral a la cual pueden acceder a partir de sus conocimientos y prácticas.

Todas estas actividades son ejemplos de la labor que se viene realizando y replicando de manera eficaz en las tres regiones, posible gracias a una participación activa de agricultores y agricultoras de los caseríos y centros poblados de intervención del proyecto. De este modo, el fortalecimiento agrícola y de seguridad alimentaria se articulan a la gestión del riesgo de desastres, acercándonos cada vez más a la resiliencia comunitaria en los once distritos de las cuencas vulnerables de los ríos Moche en La Libertad, río La Leche en Lambayeque y de la cuenca Jequetepeque Yaminchad en la región Cajamarca.